tag:blogger.com,1999:blog-8445230916975959122024-02-07T19:31:49.044-08:00La Guardia del Árbol BlancoAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/09086531107639507110noreply@blogger.comBlogger13125tag:blogger.com,1999:blog-844523091697595912.post-31765832032599442672014-02-18T11:58:00.000-08:002014-02-18T15:17:46.014-08:00Los horarios del TimesEsta mañana hemos tenido la desgracia de ser el objetivo de uno de los artículos que publica el <i>New York Times</i>. Siempre bajo una aparente columna de opinión inofensiva -que se hace eco, según ellos, de un debate- meten presión y pujanza del modo que ellos con tanto arte trabajan: oliendo donde nadie les llama. Y envenenando entre líneas.<br />
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Ahora empiezan con los horarios, el conflicto que unos pocos se han inventado y que parece que ahora es el nuevo culpable de nuestra precaria situación. Primero fuimos todos, que se nos fue la mano con eso de vivir y comer a diario, y encapricharnos con un colchón y un techo bajo el que vivir. Luego los ancianos, que reventaban el país a golpe de aspirina. Ya sabe usted, pastillita a pastillita nos quedamos sin euros en las arcas del estado. Ahora le toca a los horarios. Que son muy raros, dice el Times. Que "España tiene que borrar los malos hábitos adquiridos en estos cincuenta años". Que dónde se ha visto que se cene a las diez y se camine por la calle tan pancho. Bajo ningún concepto, oiga. Que a ver que nos creemos los españolitos yendo a comer todos los días a casa, durmiendo la siesta y hablando con la familia. Que lo avanzado es comer en el coche, divorciarse a poder ser y al salir de trabajar irse a casa a ver la tele. Todo el articulo es un constante "bla, bla, bla" revestido del estilo diplomáticamente autoritario que estila el diario neoyorquino.<br />
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Lo peor de todo es que nos vienen a dar lecciones de horario los gringos. Tiene tela. Un país donde nadie come en su casa, donde la gente no sabe lo que son los horarios en absoluto, donde no tienen ecuadores por falta de conocimiento sobre si se está cenando o comiendo, en la que no relacionan (será que yo estoy chapado a la antigua y me tengo que olvidar de lo aprendido en estos últimos cincuenta años) el fracaso matrimonial con su falta de vida de hogar en todo el día, a consecuencia del ritmo laboral. Luego, puntualmente, nos sacan artículos muy bonitos de investigaciones en una de esas universidades de Ohio (o vaya usted a saber) diciendo: "tener horarios fijos para la alimentación previene la obesidad". Les vendría muy bien tomar nota a esos fudres grasientos gringos, que combinan a la perfección su vanguardista modo de vida con ser el país más obeso y uno con el incremento más escandaloso de cáncer del planeta. Igualmente, otra universidad gringa de marras elogia científicamente la siesta. ¿En qué quedamos, señores mios? Porque el criticón artículo no sólo saca a la palestra un posible cambio de hábitos horarios, si no que -como el español todavía tiene algo de sangre brava, aunque ya sea en su mayoría aguachirri- hay que cambiar los relojes y anular así cualquier resistencia. Lástima ya no ser un país de miuras, en el que cuando alguien nos decía que a ver a dónde íbamos con espada y sombrero de ala, nos liábamos a cuchilladas. Ahora nos han creado cientos de miles de sentimientos de culpabilidad, y tenemos que tomar ejemplo de los listos de la clase, asumiendo así que somos los más tontos. Y si en otros países hay cien prohibiciones, nosotros no seremos menos ¿no? Es más, vamos a poner doscientas, por aquello del qué dirán. ¿Me ve usted señor europeo? ¿Y usted, señor gringo? Han dicho que cambiemos horarios, y para que vean que pagamos por todos estos años de libertinaje, de cabezaditas en los sofases, de comer con la parienta y de osar tomar una caña con el vecino, hemos establecido un toque de queda que prohíbe terminantemente hacer todo eso y más. Ya de hacer las cosas, hacerlas a lo grande.<br />
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Y aquí, en esta piel de toro que no llega ni a vaquilla, los políticos asienten y los periodistas comulgan. "Es que claro, mira cómo nos ven". "No podemos seguir así." Es que hemos vivido muy bien (¿mande?), ahora mejor empezar a echarlo todo a perder. Tenemos que ser europeos, y como buenos europeos terminar siendo yankis Y como buenos yankis terminar siendo... Pues yo digo "no, gracias". Habrá lectores que se crean que estoy tecleando tan en caliente por una cuestión de horarios, pero eso es circunstancial. Estoy harto de esta mordaz globalización donde ya no son los gobiernos o los mercados a golpe de escandalosos martillazos, si no que directamente un periodicucho como el Times -al que no señalaré como lo que es, porque si se menciona a Los Innombrables te cierran el kiosko en pocas horas- tengan que indicar el camino en asuntos sociales e incluso en asuntos de soberanía nacional. Concepto que en algunos países ya está en la sección de ciencia ficción. O en la de humor. Si unos mea tintas se creen con tales obligaciones casi mesiánicas, ¿qué no harán los Todopoderosos? Pero venga, vale. Acepto. ¡Borrémonos todos nuestros errores, vivamos como ciudadanos del mundo, pongámonos cuernos y dejémonos torear! Ahora bien, veamos qué cara se nos queda cuando toque el tercio de muerte y descubramos que nunca se contempló la posibilidad de indulto. <br />
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Esta gran campaña de homogeneizar el mundo, que tiene como único objetivo una nueva organización en torno a un único tirano que nos gobierne -una figura plural, una unidad de varios, da igual-. Para ello nos intentan meter el estoque como se pueda: ridiculizando, ninguneando, creando sentimientos de falsa culpabilidad, comprando el futuro, reinventando el pasado... Pero bueno, para fortuna de todos también hay buenas noticias. A partir de hoy (dicen en el programa matinal de Onda Cero), McDonalds dará desayunos. Creo que disiento con los redactores en el concepto "desayuno", pero está muy bien. Así, los fachas y progres de este país se podrán comer un <i>muffin </i>(que llevamos ya más de medio siglo con la irritante manía de comer magdalenas y sobaos) y beber un orín con cafeína mientras marcan el camino de nuestra modernización, en un entorno a la altura de las circunstancias. Hablando bien alto y con el pecho bien henchido, para demostrar que estamos dispuestos a cambiar como los que más. Y que también tenemos que ir olvidando ese error de comer comida civilizada que hemos ido arrastrando durante siglos de historia, ¿qué nos creemos?<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJ7bA2QZqypg_oxOcSx-hu0LJ_icalwSbdxJNju5zXflEEnFm0DaHQgljdWxtsnpqeAyaFuHNdGrBfc_dREXYCVXG16Voy71xc1x0GS8k7CU_M3Am1lKSZkAAmB7nCGSWDrWSW-PPZeuA/s1600/clockfamous-flag.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJ7bA2QZqypg_oxOcSx-hu0LJ_icalwSbdxJNju5zXflEEnFm0DaHQgljdWxtsnpqeAyaFuHNdGrBfc_dREXYCVXG16Voy71xc1x0GS8k7CU_M3Am1lKSZkAAmB7nCGSWDrWSW-PPZeuA/s1600/clockfamous-flag.jpg" height="320" width="312" /></a></div>
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Voy a caer en la tendencia actual de todo blog que se precie, sin ánimo de querer estar a la moda, simplemente siguiendo la apetencia que tengo de dar una opinión sobre la ya famosísima saga de libros hecha serie de televisión: Canción de Hielo y Fuego, El Juego de Tronos. Conste que me he leído el primer libro y he visto la serie completa. No sé si haré algún "spoiler", ni me importa. Quizá meta alguno deliberadamente para que me agradezcáis el haberos ahorrado un montón de tiempo. </div>
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Empecemos comentando el libro. Un libraco que cuenta con la friolera de casi setecientas páginas, la ruina para cualquiera que, como yo, quiera finiquitarlo en un par de semanas sin volverse loco. Sigue causándome curiosidad a día de hoy, habiéndolo pensado en ello muchas veces, el hecho de que los éxitos de ventas actuales sean tan voluminosos, y los clásicos (permitanme esta generalidad deliberada con la que pretendo abarcar la literatura pre best-seller) resuelvan, con mejor pluma y estética, más rápido sus historias. Algo tiene que fallar, o están vendiendo aire, o están creando el mejor relato jamás contado. </div>
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En su favor diré que al menos Martin no escribe bajo una "libro-fórmula", como Dan Brown o tantos otros. Lo considero por encima de éstos (es cierto que a "éstos" les tengo en muy baja estima) aunque sea por haber creado un mundo, que pudiendo ser más o menos flojo, tiene carisma por si mismo. En él podemos ver un reflejo de la historia de Inglaterra: el muro de Adriano que frenaba a los pictos, una especie de Arturo Pendragón en el exilio (eso sí, hecho mujer), etc. Y lo que más me gustó: una magia aparentemente dormida, ancestral, en la que ya nadie cree... Pero que pierde todo su encanto cuando se vuelve real y desbocada. Me recordaba en un principio a la novela de Bernard Cornwell, El Rey del Invierno, en el que la magia es interpretada como una serie de pequeños trucos explicables, que asustan a los lugareños; una revisión historicista y racionalista de los cuentos artúricos. Aunque me resultó molesto el leitmotiv, posmoderno y pedantón de "no es que existiera la magia, es que ellos eran ignorantes, y yo tan listo que os lo demostraré". Pero volvamos a lo que nos ocupa.</div>
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Estamos ante una novela de fantasía, como ya se ha dicho, sobre un mundo que resulta atractivo. Aquí viene el gran problema: sus personajes. No hay lucha entre el bien ni el mal, no hay épica, sólo una especie de nihilismo colectivo movido por intereses egoístas y bajas pasiones. El único personaje noble es vilipendiado, y su nobleza tratada como un defecto ridículo, como un tumor a extirpar (todo muy contemporáneo). Por lo tanto creo que romperé una lanza en favor de los arquetipos fantásticos de buenos muy buenos y de malos malísimos. Simplemente dudo que el género funcione sin sentimientos bondadosos o grandes empresas que cumplir, ya que esto te da el argumento principal. Si no hay más que ponzoña, perversidad y ansias de poder, lo que tenemos es un montón de peleles buscando cumplir, en dudosas y soporíferas aventuras, sus intereses particulares. Por otro lado, hacer una saga en torno a los defectos y penurias que todos tenemos y que nos rodean es relativamente sencillo, y recrearse en ellos todavía más (tercera acepción de "morbo": atracción hacía los acontecimientos desagradables) , lo realmente difícil es que todo orbite alrededor de virtudes que no son tan comunes, de las que nos solemos quedar cortos en nuestra vida cotidiana. Realmente todo pasa factura, porque el ambiente perverso nos arrastra cuando, de pronto, nos vemos sorprendidos, anhelando la muerte más humillante y tortuosa posible de un personaje. Porque como ni los malos son malos de verdad, no deseamos que les den una muerte noble. ¿O a caso queríamos que Darth Vader fuera capturado, torturado y humillado? Por supuesto que no, queríamos verle luchar con Luke. Y que Luke le ganara. </div>
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La serie, al contrario que el libro, es una maravilla técnica, un alarde de buen hacer y de buena interpretación. Los actores son la encarnación misma de cada personaje. Con todo, es sumamente aburrida a partir de la segunda temporada. Veo dos fallos fundamentales, uno que ya se plantea en el libro, siendo más evidente en la pantalla: la constante introducción de acontecimientos irrelevantes. Por ejemplo: capturan a un personaje, lógicamente tememos por su vida, pero también tememos que revele los planes de su casa o de su bando. Inexplicablemente logra zafarse del castigo, y todo se queda como estaba. O termina muerto tras muchas desventuras que, aun siendo pintorescas, son meramente anecdóticas. La otra traba quizá sea deformación del formato: no se puede pretender el mantenimiento de una tensión atractiva y trepidante durante más de treinta horas, siendo como es tan difícil hacerlo en una película de cien minutos. Ha habido adaptaciones mediocres al cine de grandes libros (también muy buenas), que serían todavía más galimatías en una serie, debido a que hay elementos literarios que son inadaptables. Si se hiciese una serie sobre <i>El Señor de los Anillos</i>, literalmente y por capítulos, creyendo que el problema del cine fue la falta de tiempo, tendíamos montones de diálogos que no funcionarían, pese a que en el libro se antojan excelentes. Porque la literatura lleva implícitas muchas cosas, la herramienta es la propia palabra; banalizaríamos cosas que bajo la firma de Tolkien se hacen casi poéticas. Ese misticismo mágico de la literatura sólo se da entre nosotros y el libro, es algo tan maravilloso e indescriptible como lo que siente Bastian en <i>La Historia Interminable</i>. Al igual que la magia de Wilder, de John Ford, de Coppola, de Hichcock o de tantos otros, tiene su hábitat natural en el cine. </div>
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Stanley Kubrick declaró una vez: "me gustan los anuncios de café porque cuentan una historia en un minuto". Y me sirve para ir rematando la faena, porque nos hace llegar al meollo de la cuestión, que es el defecto principal: falta de síntesis. Dar las pinceladas exáctas, frescas y sin correcciones, es harto complicado. Requiere dar cientos de miles equivocadas. Lo que no se entiende es el éxito de un fenómeno que significa todo lo contrario, con capítulos tan fofos como su autor, en los que no pasa nada excepto un montón de dimes y diretes que delatan su verdadera naturaleza de culebrón venezolano. Las razones para seguir el serial siguen siendo las de siempre: ver con quién se casa mengano, a ver a quién le cae la siguiente puñalada trapera, a ver si fulano le pone los cuernos a la otra... Puro marujeo, que es la única temática (bajo muchas formas) que ofrece hoy día la televisión. Y es lo que le pasa a cualquier argumento cuando los personajes no están al servicio de la historia, sino al revés. Se llame Marco Aurelio "Venansio" o se llame Tyrion Lannister.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNpVahpP1fSCeS-9zJNFur2oE23Kj90bLN4CCo7T-3zzEDe-j5Rqr-aEiY2Qh92rmU1Ksjbio6WDAuV1ppg-JJZkMSD7AP0K3SfBWqHQltkkSEaiB2_C3ks174Az3WiUtLdeAVlhs3Go0/s1600/Westeros.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNpVahpP1fSCeS-9zJNFur2oE23Kj90bLN4CCo7T-3zzEDe-j5Rqr-aEiY2Qh92rmU1Ksjbio6WDAuV1ppg-JJZkMSD7AP0K3SfBWqHQltkkSEaiB2_C3ks174Az3WiUtLdeAVlhs3Go0/s1600/Westeros.jpg" /></a></div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09086531107639507110noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-844523091697595912.post-45757762738672674702013-04-02T08:13:00.000-07:002013-04-02T08:41:45.029-07:00El hombre y la tierra.<div style="text-align: justify;">
De un tiempo a esta parte he empezado a admirar de un modo más intenso el comportamiento de los gatos y los perros, las mascotas comúnmente más clásicas y abundantes. No es que antes no me gustaran, pero tener a esos amigables animales cerca le hace a uno pararse a pensar en un sinfín de cosas, quizá porque en en los momentos de soledad compartida admira la capacidad que tienen para respetar el silencio, virtud que muchas personas hemos de aprender. Lo cierto es que ellos no son nuestras mascotas por casualidad, ellos hacen todo para agradarnos. Los gatos tienen fama de ariscos, pero es una fama inmerecida. Se dejan querer cuando quieren por ese amor propio tan típico de los felinos, de supervivientes natos. Nunca quieren admitir que seas tú el que les da de comer, quieren sentirse autosuficientes, al igual que no deben admitir ante las visitas que son cariñosos, pero cuando la casa se queda vacía de extraños se suben al sofá y te premian con su ronroneo arrullador. Por no nombrar los espectáculos cómicos a los que nos tienen acostumbrados con tan peculiares ocurrencias, acrobacias, sobresaltos e intentos de caza doméstica. Los perros son más bonachones e inocentes. Frente a los felinos, ellos presumen de honrar a sus dueños en público, sufren por ellos, cuidan de ellos. ¡Qué conmovedor es ver a un can esperando en la puerta de la frutería a su dueño! ¡Y más cuando ves que no lo ha atado! No le tienta la fuga ni por un instante, mira el interior con una mezcla de paciencia y prisa, no tiene ojos para nadie más en esos minutos de espera. Agreguemos a la lista especialmente el comportamiento que adquieren con los niños, donde demuestran toda su nobleza. Por eso creo que tal empatía reside en su naturaleza misma. Mi teoría afirmaría que ellos han sido creados para nuestro disfrute, no para sustituir a las personas, pero sí para hacer cosas que un ser humano nunca haría, para darnos algo muy diferente que sólo los que han querido a un animal saben expresar.</div>
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He observado también, quizá a medida que este cariño crecía, que hay mucha gente contra las mascotas, que se niegan a tenerlas. Sobre todo si han caído en la fortuna de ser padres recientemente. Y yo me pregunto ¿cómo es posible? Piensan que los animales de compañía son sacos de pulgas o carros de infecciones, sin tener en cuenta las muchas ventajas que tienen para su casi recién nacido. Primero, mantener a un animal sano no es tan difícil, sobretodo si seguimos unas instrucciones relativamente sencillas, más cercanas al sentido común que a la consulta del veterinario. Muchas de las enfermedades que para ellos son mortales, para nosotros son inocuas e incompatibles, incluso en nuestro periodo infantil. Pueden, en extraordinarias circunstancias, poseer algún parásito o alguna dolencia que nos afecte, pero una rápida reacción por nuestra parte hará que no pase de un susto. Todo responde a un sencillo algoritmo: amos atentos, animales sanos. </div>
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Son innumerables las aportaciones que un perro da a un niño: primero en su personalidad, la interacción entre ambos será fraternal y fluida. Los niños no siempre están rodeados de niños, así que interactuar con un animal que se comporta de manera afectiva evidentemente desarrollará sus "habilidades" sociales o sociables. Si el perro está amaestrado puede prevenir daños domésticos, evitando que el pequeño entre en las zonas peligrosas de la casa. Ha habido también estudios que indican un aprendizaje más rápido a la hora de gatear y caminar, así como en las habilidades psicomotrices en general. También parece ser (y de esto nos beneficiamos los mayores también) que en la saliva de los perros hay sustancias cicatrizantes y fungicidas, así que bienvenida sea su iniciativa de chupar nuestra heridas. Son solo unas observaciones que yo he leído en periódicos digitales e impresos reflejando estudios concretos, seguro que habrá muchos más, y la ciencia, de nuevo, da la razón al saber popular, ya que antaño no se podía concebir una casa sin estos agradables compañeros. Sin estos y sin muchos otros: cabras, vacas, gallinas, conejos, perdices, faisanes, cerdos... Casi toda la añeja España feliz arraigada en los núcleos rurales sabía lo que era cuidar criaturas, en un amor por la naturaleza sin negar la propia naturaleza.</div>
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Ahora es cuando añado el contrapunto a este escrito que tan bucólico parecía en un principio. Así como he dicho y repetido, defendido y expuesto la naturaleza de las mascotas y nuestro deber para con ellas (y su recompensa desinteresada en forma de compañía que ellas nos dan) defiendo mi amor de igual o superior manera por el resto de animales antes mencionados. Pero no me he unido a esas sociedades iniciáticas del vegetarianismo o el veganismo. Defiendo su cuidado digno (el de los animales), su alimentación constante, la responsabilidad del granjero (porque estoy hablando aquí del pequeño terrateniente y no del gran empresario de industria alimenticia) pero su innegable función y su naturaleza misma, no ya en nuestras vidas, si no en el sabio ciclo vital que tanto hemos ido negado y estropeando tras la revolución industrial. Porque, queridos lectores, he visto llorar a ganaderos por la muerte de una de sus cabezas, bien víctima del lobo o de la enfermedad o el frío. Pero de sobra sé que si no se hubiera muerto se hubiera transformado en un suculento plato. A los "defensores de los animales" (que por mucho que lo repitan no lo son, pues aquello que se repite constantemente no suele albergar el bien, que habla por si mismo) les diría que no se puede amar la naturaleza sin entenderla. Nos alimentamos de ciertos animales, no de todos. Animales que no podrían sobrevivir sin la intervención humana en muchos casos. ¿Qué deberíamos hacer? ¿Romper los corrales? ¿Abandonar a las gallinas? ¿Condenarlas a morir? ¿Condenarlas a la extinción? ¿Dejar de comer cerdo para que éstos invadan los terrenos cultivables que dan los vegetales que componen la exclusiva alimentación de algunos? ¿Y si esas plagas de cerdos se dan, los matamos sin más? ¿Dejamos de ordeñar a las cabras y a las vacas, asegurando su sufrir? Y como consecuencia ¿como abonaríamos los campos? ¿Con químicos perniciosos para nuestra salud y la de las generaciones venideras? Aun así hay algunos que dirán que es un movimiento de reacción lógico ante la masiva industria cárnica. Pero lo lógico no es cambiar el rumbo, si no seguir el mismo enfrentándose al que lo quiere pervertir. Si se trata de protestar contra esos impresentables, adelante. No sólo de protestar, de actuar. Compremos en los puestos de los mercados que venden el género de ganaderos que producen para la venta de la zona. Localicemos la producción. Confiemos nuestra mesa al vecino. Pero no compren el tofu ni los tomates en las mismas multinacionales que han contribuido a crear esos engendros de producción masiva que tanto criticamos. Tampoco piensen que se libran de la malévola campaña de manipulación en la comida. Un ejemplo rápido: la mayor parte de la soja mundial es transgénica, y ya sabemos que es un alimento fundamental (cosa inexplicable) entre los que sostienen este tipo de dietas. Mucha parte de esa soja es para alimentar al ganado, ganado que abona vuestras (y nuestras) verduras, que contamina ferozmente la tierra. Así que luchemos contra los transgénicos, contra la mala alimentación de los animales, que es el primer signo real de maltrato. Pero no hagamos de la alimentación una ideología, porque al final las conversaciones de este cariz llevan al mismo sitio: a teorías pseudo animistas que tienen origen en una burguesía urbanita de hace menos de cien años. Grupúsculo que también consideraba vulgar a las clases humildes, gentes que cultivaban y araban, que sí que amaban la naturaleza, porque conocían sus mecanismos, porque era su hábitat. </div>
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Tenemos una Piel de Toro extensa y maravillosa, con rincones anclados al pasado donde todo esto sigue vivo desde épocas anteriores a la explotación económica. Gentes acostumbradas al auto abastecimiento, al auto consumo antes de que se inventaran todos estos conceptos. Con ellos nació el amor por la naturaleza, porque ellos saben que no son dueños de ella, pero que si aprenden a tenerla en cuenta y a dominar lo que como hombres (y no como dioses) puedan dominar les premiará con comida y bebida. Saben que la función de los animales es la que es, por eso los quieren de verdad. Por eso no fallan a la cita, casi de madrugada y prácticamente al anochecer, con el ordeño de sus vacas. Por eso luchan por que sus gallinas vivan bien y tengan un acolchado mullido donde poner sus huevos, por eso alimentan lo mejor que pueden a los conejos y crean los mejores abonos para sus tierras. Por eso acarician cuidadosamente las uvas que en un futuro serán el vino que pase por sus gargantas para alimentar su espíritu. Porque se admiten como hombres, porque no han renegado de la naturaleza, no han querido salir del ciclo, luchan dentro de él en el sitio que les corresponde. Y frente a eso tenemos a los que dicen amar algo que desconocen, abandonando su lugar. Diciendo "valor y al toro", pero siempre viendo la faena desde la barrera.</div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09086531107639507110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-844523091697595912.post-17529992673012486542012-10-07T12:47:00.003-07:002012-10-07T13:11:36.013-07:00Catacumbas sin humo. <br />
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No deseo aburrir a los lectores,
ni dar la imagen de estar obsesionado con el tema. Pero vuelvo a ello por la
sencilla razón de que, al igual que existen unos átomos que unidos componen
formas más complejas, también en estos tiempos decadentes podemos ver el
declive general que asolará a la humanidad en pequeños gestos sociales. He aquí la muestra,
en este artículo ligero, del abuso sutil de autoridad (el evidente es
menos peligroso por fácil de detectar y rechazar) en nuestras costumbres. O en
nuestras “libertades individuales”, si prefieren el esnobismo.</div>
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Desempolvo mi amado bolígrafo
movido por esos seres cada vez más habituales: los fumadores fugitivos. Si un día
les hablé de cómo parte de la población (fumadores aburguesados incluidos)
secundaba la prohibición de este placer en cualquier local hostelero, hoy me
rindo y les confieso tristemente que han triunfado. Los demagogos puritanos de
sueldos escandalosos, maletín en ristre y coche oficial (lacra social
criticada, pero paradójicamente votada) han convencido a la gente de que lo
civilizado, lo bien pensante, lo ideal, lo europeo, lo tolerante es no permitir
que, si tienes la desgracia de no fumar, otros lo hagan bajo tu mismo techo, público
o privado. Balcones llenos, terrazas habitadas en pleno invierno, señores
solitarios en la puerta de los bares sin entender por qué no pueden encenderse
el pito mientras que echan el órdago a la chica con Fermín, su sufrida pareja de
mus de toda la vida.</div>
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La censura afectó a las tabernas,
pero la “conciencia social” (disculpen de nuevo lo hortera del término) ha ido
más lejos. Los hogares antitabaco son un hecho. Y, una vez más, siento discrepar. Yo fui niño, y en mi casa todo el mundo fumaba. Recuerdo el olor de
los cigarrillos con cariño, en mañanas soleadas de domingo cuando, periódico en
mano, mi padre nos obsequiaba con algún dulce, churros o pan para tostar.
Prendido el cigarrillo cual incienso jamás me molestó, al contrario, hoy es el
aroma de mis recuerdos, una característica agradable de su marca de liados que
me hace retroceder en el tiempo cada vez que él, o cualquier otro, sostiene uno
entre los dedos. Esos mismos domingos visitábamos el pueblo, y a la hora del
café me introducía en el aromático ambiente de cantina española donde las Farias creaban cortinas de humo que armonizaban perfectamente la imagen de
los señores jugando la partida mientras alguien, codo en barra, insistía en invitar
al siguiente Soberano.</div>
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He puesto dos ejemplos, pero
podrían ser cientos más. Simplemente pretendía ilustrar mi firme posición: un
bar no es bar si no se fuma, un hogar no es hogar si no se puede fumar. Pues el
tabaco es calidez, familiaridad, serenidad, conversación y convivencia.
Facultades de las que carecen hoy en día demasiados hogares y casi todas las
posadas. Posadas en las cuales, tiempo al tiempo, se terminará prohibiendo beber
o comer cerdo a ritmo de aplausos y afirmaciones tales como “estábamos muy mal
acostumbrados” o “en el resto de Europa ya es así”.</div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En aquellos tiempos felices de bares
preeuropeistas fundamos un grupo informal llamado La Hermandad Salmantina de la
Pipa. Era algo fascinante, no porque hiciéramos nada extraordinario, si no
porque, en efecto, éramos una hermandad que salvaguardaba una tradición
centenaria. Quedábamos en nuestra cervecería favorita y, entre pinta y pinta de
cerveza, compartíamos nuestras nuevas mezclas y picaduras, llenábamos el local
con una niebla mística e incluso atendíamos a los curiosos que se acercaban a
preguntarnos cosas como si fuéramos partícipes de algún rito iniciático. Los últimos
días contemplábamos con horror la aprobación de la "ley". La veíamos
lejana, pensábamos que nunca llegaría. Y hoy parecen realmente lejanos aquellos
maravillosos y alegres días de tertulias infinitas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Realmente lo más repulsivo del
tema es la imagen de delincuente con la que ya se asocia al fumador. El cigarrito en la esquina, el puro camino a casa o la pipa en el balcón no valen para nada.
Nos privan de la primera virtud que contempla el buen fumador: la conversación,
la reunión. Asesinaron la mundana liturgia de ofrecer la pitillera. De esta manera convierten el tabaco en una droga y en una adicción,
rebajándolo al consumo marginal, tachándolo incluso de enfermedad. Mientras que
siguen enriqueciéndose con los impuestos que genera y permitiendo que las
asquerosas multinacionales tabacaleras (en gran parte culpables de todo) sigan
pervirtiendo esta magnífica planta que, bien usada, siempre ha aunado a filósofos,
escritores, pensadores, taxistas, obreros, soldados, marineros… Gente hoy
exiliada, sin lugar, sin hogar ni techo. ¿Los veis? Fumando en las catacumbas hasta
que estas sean espacios sin humo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQSBNskinHYDdZEyjPnin7LFcuUTc3ZL6ntMqhboNhModUZn06jtsP1dpvBjeckyooGFrtQW3glID9_cQ21PY_sCyPWMipw7NNnX35msTjvEINe32dcZyNakoAQSTDMW73udb_xp0DVws/s1600/galan.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQSBNskinHYDdZEyjPnin7LFcuUTc3ZL6ntMqhboNhModUZn06jtsP1dpvBjeckyooGFrtQW3glID9_cQ21PY_sCyPWMipw7NNnX35msTjvEINe32dcZyNakoAQSTDMW73udb_xp0DVws/s320/galan.jpg" width="240" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09086531107639507110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-844523091697595912.post-83407641430115847592012-07-15T04:25:00.004-07:002012-07-15T04:51:03.452-07:00Boicot 24 horas.<br />
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Acabo de contemplar con terror como en los medios anuncian
que los comercios de Madrid ya podrán abrir veinticuatro horas, trescientos
sesenta y cinco días al año, sin restricciones. La excusa es, como no, generar
empleo. Afirman que no va contra el pequeño comercio, ya que este dudoso derecho es
para todos, independientemente de <span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 16px; text-align: -webkit-auto;">(</span><span style="background-color: white;">aguántense la risa</span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 16px; text-align: -webkit-auto;">)</span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 16px; text-align: -webkit-auto;"> </span><span style="background-color: white;">los metros cuadrados que tenga el negocio.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Vamos a ver si aclaramos un poco las cosas, dado que los
periodistas se alían con los políticos para convencernos de que todos los gatos
tienen tres pies. Y no sería así ni aunque lo hubiera votado la mayoría. La
verdad es la que es, sin sufragio universal alguno. No se trata, para empezar,
de un problema de metros cuadrados. Aunque seguro que con ese regate han
esquivado a más de uno que pensará, literalmente, que los establecimientos
pequeños también se <span class="apple-converted-space"><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial;"> </span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial;">“</span>benefician<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial;"> ”</span>. El
problema es que en la frutería de mi barrio y en la carnicería del mercado,
negocios familiares, trabajan padre e hijo o esposo y esposa, o su primo el del
pueblo. Llegan ajustados a fin de mes, pero viven de un negocio noble que
algunos valoramos cada semana. <span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 16px;">¿</span><span style="background-color: white;">Cómo afrontaría entonces ese señor una apertura
de veinticuatro horas? Para empezar, él mismo no lo haría, su género es fresco,
al día. Del matadero o de la huerta al mostrador. Muchas de esas cosas tienen
cortos periodos de conservación, los que la naturaleza misma les da, y si ya
muchos puestos a las dos de la tarde cierran porque se les ha agotado el
producto </span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 16px;">(</span><span style="background-color: white;">gracias a Dios</span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 16px;">)</span><span style="background-color: white;"> ni les quiero contar teniendo que competir en esa jungla el día entero. Tendrían que recurrir a productos foráneos, dejando sin
trabajo a su vecino horticultor o ganadero, por el hecho de que está pidiendo más de lo que se produce actualmente allí y, sobre todo, porque necesitará
un envasado y un procesado con sus correspondientes productos perniciosos para la salud y su
falta de frescura. Imaginemos que consigue toda la materia prima y se traga el orgullo de vender calidad… Es difícil trabajar veinticuatro horas sin descansar. También difícil
es que cree una plantilla de empleados, respetando los convenios, horas de
descanso, etc. Conclusión: ese señor se va a la ruina.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sin embargo hay otro tipo de hombre que se frota las manos.
Uno que, rodeado de ejecutivos, planea ya enriquecerse <span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 16px;">(</span><span style="background-color: white;">más todavía</span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 16px;">)</span><span style="background-color: white;">. El Sr.
Carrefour, el Sr. Corte Inglés y sus pequeñitos amigos pueden afrontarlo sin problema, haciendo contratos basura ahora que la reforma laboral apuesta por los </span><span class="apple-converted-space" style="background-color: white;"><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial;"> </span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial;">“</span><span style="background-color: white;">minijobs</span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial;"> ”</span><span style="background-color: white;">. Es decir: crear un montón
de empleo precario, que no llega para costear ni la mitad de un mes en un hogar
donde trabajen los dos cónyuges. </span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 16px;">¿</span><span style="background-color: white;">Y si se ponen a protestar? A la calle, que el
despido rápido está en su mejor momento. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Aun así habrá quien defienda a estos peces gordos del
comercio pensando que al menos crean puestos de trabajo. Discrepo otra vez. No se si están
al corriente de la práctica, cada vez más común, de implantar las cajas automáticas en cada una de sus sucursales.
El cliente se cobra así mismo, pero ni siquiera descuentan nada al producto
final. Ellos se llevan más dinero, pues despiden a la mitad de las cajeras. Y la gente como tonta maravillada por tal <span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 16px;">“</span><span style="background-color: white;">avance tecnológico</span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 16px;">”</span><span style="background-color: white;">. Es lo que interesa al sistema, humanos antisociales que cojan bandejas, paguen y se vayan a su casa. Que no hablen con el vecino, no vaya a ser que se enteren de que ese también tiene problemas. Mejor que conozcan la realidad a través del filtro televisivo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Estoy harto de ver como lo que parecen pequeñitos detalles,
pequeñas leyes, se convierten en auténticas pandemias sociales. Yo puedo ir al
mercado, nadie me lo impide. Pero la inercia lleva a la mayoría de la sociedad
a aceptar tales medidas. Ya verán dentro de poco gente haciendo su compra a las
diez de la noche, preguntándose a si mismos cómo podían haber vivido hasta
ahora. Tachando de vago al que quiera parar para comer, cerrar un domingo o
dormir y descansar. Porque aquí tenemos unos líderes tiranos apoyados por una
sociedad inepta que a ritmo de frases como <span class="apple-converted-space"><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial;"> </span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial;">“</span>es que
estábamos muy mal acostumbrados<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial;"> ”</span> o <span class="apple-converted-space"><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial;"> </span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial;">“</span>en el
resto de Europa ya es así<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial;"> ”</span> aceptan su propia esclavitud y venden barato
el futuro de sus hijos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Desde aquí propongo a todos que se compre únicamente en el
mercado, en las pequeñas tiendas, en las librerías de la esquina. Que se acuda
a zapateros, ebanistas, electricistas, mecánicos. Que se huya como del mismísimo
Satán de cualquier multinacional, producto industrial, gasolinera automática…
Incluso cuando necesiten tabaco vayan al estanco. Eso es generar empleo,
mantener los negocios que ya estaban abiertos evitando su ruina y confiar en
que crezcan y necesiten personal. Y empleo de calidad, de trato humano. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Esto se ha de convertir en dogma, la cosa está muy mal como para hacer
excepciones. Desde aquí propongo un boicot trescientos sesenta y cinco días durante las veinticuatro
horas. Y lo peor no es que afirme yo que el que no está conmigo está contra mí.
Afirmo que el que no está conmigo está contra todos.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDIhf4RcvTa3k7kRSeFJUHrn0xNVSdtyNxAgW-aO6iIVkq1b_D00Re46TKki2C2nS_JQGUvmfNlNF8AZNZcmM4CaIsgQJZNym5iK6KiYsui9BIgWcYT_SFOZHwktq6v_Cz0qeJ5jq0paA/s1600/tabacos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDIhf4RcvTa3k7kRSeFJUHrn0xNVSdtyNxAgW-aO6iIVkq1b_D00Re46TKki2C2nS_JQGUvmfNlNF8AZNZcmM4CaIsgQJZNym5iK6KiYsui9BIgWcYT_SFOZHwktq6v_Cz0qeJ5jq0paA/s320/tabacos.jpg" width="259" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09086531107639507110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-844523091697595912.post-33604419552313947632012-03-04T06:20:00.001-08:002012-03-04T06:32:45.691-08:00Eruditos 2.0<br />
<div class="MsoNormal">
Hoy, como casi todos los días, he abierto mi cuenta de
Twitter. Red social con un límite de ciento cuarenta caracteres, en la que, se
supone, se compartan cosas más bien espontáneas. Gustos, fotografías o artículos
de actualidad, con cierto carácter caduco. Los lectores sabrán que existen
también unas “tendencias”, etiquetas que reflejan los temas más candentes, de
los que está habiendo más comentarios. A veces simples bromas, referencias a
famosos, a deportes, a noticias... Pero otras veces tocan asuntos serios que
son ridiculizados por sistema. Por usuarios que, en lo que esperan el autobús,
hacen una chanza sobre algo que no saben exactamente
lo que es. Se burlan de ese tema porque es lo que toca hoy, y mañana ya a otra
cosa.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Ahora uno de los temas que echan humo es “la RAE”. ¿El
origen? un documento de dieciocho páginas elaborado por el lingüista Ignacio
Bosque, en el que analiza todo tipo de disparates exigidos por aquellos que
quieren reinventar el idioma y crear un mundo de eufemismos y palabras vacías
donde nadie diga nada. Él lo expone de manera moderada, en Internet lo pueden
encontrar. Les animo a leerlo. Añadiré una pequeña nota al margen de lo
puramente académico. Pensamos en palabras. Si nos modifican las palabras nos
modifican las formas de pensar. Y, curiosamente, los que mandan delirantes (e
infumables) “manuales” de lenguaje “no sexista” son los sindicatos (hoy en día
extensiones de partidos políticos) que no consultan ni un solo libro de lengua
o estilo.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pero mi escrito quiere tocar otro tema. El de esta red
social con la que empezaba a hablarles. Encontrarte con las opiniones de la gente
es desesperante, desolador. Todas parecen opiniones banales, de pandereta. Ese
es el peligro de los ciento cuarenta caracteres. La gente resume su opinión a
un eslogan de campaña publicitaria barata. Citaré algunos ejemplos: “la RAE es rancia, llena de gente mayor que
no quiere entender que todo evoluciona.” La sabiduría que se supone que tenga
un buen estudioso de un tema con los años es aquí demolida por un “tweet” de un
veinteañero resabiado. Que, como
averiguo después, se ha enterado de los hechos por otros muchos mensajes de sus
contactos en este lugar de Internet. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Personas que aceptan con fe ciega los manuales de lo políticamente
correcto, pero que luego pretenden protestar contra el sistema. Yo me pregunto
¿cómo piensan contra el sistema si utilizan la <i>neo lengua</i> de éste? Gente que adora sentirse un forajido
intelectual, con ideas elaboradísimas y novedosas, pero que las puede resumir
perfectamente en una frase de pocas letras. Y tales ideas que hacen a ese
individuo tan especial resulta que son “Trending Topic”, y hay otros cientos de
miles opinando exactamente lo mismo que él. Pero el problema va más allá. El
problema es toda esa turba (RAE: del latín <i>turba</i>.
Muchedumbre de gente confusa y desordenada) que puede pasarse horas leyendo
esas pequeñas píldoras (a veces muy ingeniosas) pero que es incapaz de leer los
titulares de un periódico o un artículo serio sobre lo que opina. Uno ya echa
de menos a esos revolucionarios de barra de bar, que resultan hasta simpáticos
comparados con los descafeinados revolucionarios de computadora y sofá. Viven
narcotizados por esa instantaneidad, devoradores de una especie “comida rápida”
del intelecto. Un bombardeo de información viral que mucha gente consume sin
ningún tipo de pensamiento crítico. Propagandas incendiarias que nunca tienen
reflejo en la vida real. “Genios” que te cuentan en ciento cuarenta caracteres
lo que a otros les lleva toda una vida estudiar. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Así que el totalitarismo funciona. Las opiniones están perfectamente controladas en una herramienta de dominación global donde cada usuario opina lo mismo que el anterior. Donde la gente se desvive por cambiar el mundo desde sus teléfonos móviles con agresivos mensajes. Y los poderosos se ríen en sus despachos. Orgullosos de que los cócteles molotov sólo sean virtuales.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRBB_ZF-XEOkrYUo4rCqOAD3lg6WzG_SMLEewVS4J9sOOaRkERpdHOfNKZU6D4bA0V-i_7UOwxYy5Q3o1nkM1vgGtQTIFXIuHyO4Aoef1MFCYHrrWRimlX_wXf6Qxg6fdMdRGu5cRu_vQ/s1600/Twitteros.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="198" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRBB_ZF-XEOkrYUo4rCqOAD3lg6WzG_SMLEewVS4J9sOOaRkERpdHOfNKZU6D4bA0V-i_7UOwxYy5Q3o1nkM1vgGtQTIFXIuHyO4Aoef1MFCYHrrWRimlX_wXf6Qxg6fdMdRGu5cRu_vQ/s320/Twitteros.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09086531107639507110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-844523091697595912.post-35870018097848602592012-02-20T15:20:00.000-08:002012-02-20T15:20:26.540-08:00Malos tiempos para el yantar.<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hay veces que te sobra tiempo hasta que parte tu tren. La última
vez que eso me ocurrió estaba yo en Madrid. Tenía tiempo suficiente para poder
alejarme de la catedral de ocio que pretende ser Chamartín. Siempre pendiente
del reloj, cogí el metro y me apeé al azar no muy lejos. A pesar de la
encantadora niebla logre vislumbrar un bar en la esquina. Ya iba apretando el
hambre y me gustaba el lugar: de los que parecen anclados al pasado. Tranquilo,
agradable, con sus azulejos y sus pinchos, sus cañas y sus parroquianos. Pocos,
por cierto. Toda la gente parecía atraída por el local colindante: una famosa
cadena de comida rápida. El olor de la
taberna era agradable, en esa extraña hora en la que el aroma a café va dejando
paso al perfume de las frituras de huevos y tortilla de patatas. “Acerté” me
dije yo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Llegó entonces un señor mayor, trapo en mano, moviendo el
bigote a un lado y a otro mientras me preguntaba lo que quería tomar. Me sirvió
mi cerveza y mi pequeña ración de calamares. Tras el primer bocado empezó lo
mejor. No por el excelente sabor de la comida (que también) si no por la
agradable conversación que me brindo el posadero. Me habló de todo, confesándome
hasta su mayor pena. “Este bar lo montó mi padre, y yo lo mantuve aquí. Pero
ahora mis hijos no quieren saber nada. Casi se avergüenzan… Son otros tiempos,
supongo.” Entonces miró al suelo y se quedó callado. Me entraron ganas de
firmar en ese instante un contrato de los de verdad, de los de brindis y apretón
de manos, comprometiéndome a cuidar orgulloso ese legado familiar. Prometerle a
él y a su mujer (que estaba en la cocina) que seguiría haciendo funcionar el
grifo de cerveza y la plancha, el sacacorchos y la sartén. ¿Por qué habría de
sentirse alguien insatisfecho de tener la noble profesión de dar de beber? ¿A
caso hay mejor placer que ver a generaciones enteras disfrutar de tus platos? Le
transmití todos estos pensamientos y él se fue con una sonrisa a atender a otro
cliente que acababa de entrar maldiciendo el frío que hacía.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hay infinitos símiles y metáforas aplicables a España. Pero
yo quise ver, en aquel silencioso instante, nuestra historia como una mesa
eterna, siempre dispuesta. Donde nunca faltó alimento o bebida, por humilde que
fuese. Donde se hablaba, contaba y lloraba en cada sobremesa. Un banquete
servido con los frutos de una tierra agradecida en el que cada vez hay menos
comensales. Seguramente nuestros mejores hallazgos y los más inspirados
cantares nacieron al calor de una cena, un vino, un mendrugo de pan y una buena
compañía. Consuelo en las derrotas y trofeo en las victorias, eso son las
tabernas aun hoy en día. No tengo duda alguna de que país que pierde esto, país
que se hunde en la tristeza social y en la deshumanización.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Me entretenía yo con tales pensamientos cuando se puso ante
mi otra espumosa cerveza. A cuenta de la casa. La apuré, porque el tiempo se me
echaba encima. Así que les pregunté si me podían preparar un bocadillo de
tortilla para el tren. Con mucho amor me lo envolvieron y se despidieron
amablemente. Les agradecí su compañía y
volví a la estación.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ahora me encuentro comiendo mi manjar. Una excelente
tortilla entre dos panes. Con una apariencia irregular e informe que me hace
pensar en su elaboración, más cercana a un panadero que la ha amasado que a un
proceso industrial. Precisamente, mirando la forma, vino a mi mente el local
vecino. Todos esos hambrientos “zombies” orgullosos de que sus hamburguesas
sean iguales, sepan igual y parezcan la misma. Sin sospechar de eso que comen,
contentos de no ser menos que el de al lado. Sintiéndose en la igualdad
absoluta que McFulano les brinda. Integrados en esa absurda “utopía” de la
alimentación capitalista. Esa rabia que me produce tal atrocidad hace que me
sienta un verdadero reaccionario o un caballero de la contracultura que se
deleita en las prácticas añejas. “Son otros tiempos” me decía aquel camarero.
Efectivamente, son otros tiempos. Unos tristes tiempos en los que la gente
prefiere devorar un minuto a saborear la eternidad. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj557XXTiKatGun7j5BOzurh-S3glfwQm2UgkdoP1DApTBCvoYVfWoOtnrvn0b9N9JkrqnACAebM0E-c6VjfzCRZ4bg67hRDxJLaoQn7h6oAFrupm7PbF1GZUWdRl-6LZTR09-2WVk9PUw/s1600/vieja.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="273" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj557XXTiKatGun7j5BOzurh-S3glfwQm2UgkdoP1DApTBCvoYVfWoOtnrvn0b9N9JkrqnACAebM0E-c6VjfzCRZ4bg67hRDxJLaoQn7h6oAFrupm7PbF1GZUWdRl-6LZTR09-2WVk9PUw/s320/vieja.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09086531107639507110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-844523091697595912.post-85212017832736494382011-12-01T02:35:00.000-08:002011-12-01T02:38:20.172-08:00Del privilegio de ser un peón y arrodillarse.<div class="MsoNormal">Hay una máxima en mi generación: No arrodillarse ante nadie. Entienden el gesto como una humillación que no están dispuestos a soportar. Alimentados por su propio descreimiento y arengados por un contexto histórico idóneo para el ateismo. No para un ateismo razonado y serio, sino para un ateismo de eslogan barato, de rima a bombo y platillo. De pancarta.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Entendamos el hecho del arrodillamiento de la manera adecuada. Al igual se dice que lo bueno de llevar sombrero es el poder quitárselo ante ciertas personas, lo bueno de ser humilde y reconocer las jerarquías es poder arrodillarse. Porque todo es cuestión de ego. La reverencia hace que todo su ideal de igualdad tan demócrata se rompa. “¿Por qué ha de ser éste más que yo?” se cuestionan hasta algunos de nuestros mayores. Y no se trata de eso.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Yo lo hago sobre mi rodilla derecha en la Iglesia, cuando paso ante el Sagrario, pues ahí habita Dios mismo. Con ello muestro agradecimiento hacia su eterna bondad, venero la creación. Doy gracias por todo lo que me ha dado sin esperar nada a cambio, pido que mis amores no se rompan y mis esfuerzos se compensen. Pero ante todo pido por su legado, por Él mismo, para que no nos abandone como siglos atrás hicieron los ángeles. Para que no nos deje caer en la desdicha de un mundo sin luz. Eso sí, me niego a reverenciar a falsos ídolos, a ecuménicos altares, a modernos conceptos del todo vale. Pues el Bien es fuerte, y por su fuerza sólo tiene una forma. El Mal en su debilidad ha de adquirir muchas. No cometan el error de equivocar Cielo con Infierno, por mucho que los predicadores del averno hayan pintado alas blancas a los demonios.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Mi rodilla izquierda queda reservada para el Rey. El Rey verdadero, el Rey legítimo, el Rey con mayúsculas. Al único que se ha de doblegar el vasallo. No me siento yo menospreciado por ese hecho. Todo lo contrario, considero que he tenido la inmensa suerte de poder hacerlo en su presencia. Una presencia del todo inspiradora. Y deseo hacerlo en el futuro. No significa “haced con nos lo que queráis”. Más bien es un “le seguiremos hasta donde usted mande”. Es poner a sus pies tus pocos talentos, de tal modo que se crea una gran comunidad de valores entre todos los que le rinden pleitesía. Sin embargo, aquellos que prefieren morir de pie nunca tendrán tal comunidad, por muy comunitarios que se crean. Son masa cuando hay que ser individuos e individuos cuando han de ser colectivo. Esa es nuestra gran ventaja al aceptar lo que somos. Peones de ajedrez, ¡y a mucha honra! Dicen los entendidos que esas piezas ganan las batallas. Así sea. </div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Realmente en mi cabeza empiezan a surgir dudas. ¿Cómo será estar en la mente de esa gente que lo único que adoran es su ego, ya que a nada veneran? Debe de ser tan desolador como la vida de un Tuareg en el desierto. ¡Qué tristeza más grande ha de ser un alma carente de espíritu y un corazón falto de valor! ¡Qué poca presteza para el combate! Yo no creo en un progreso donde nadie sirva a nadie, donde ayudar sea humillante. Yo no dejaré de arrodillarme, pues aun tengo esperanza.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyCXZgUlaP9NAf76HjKKzW0ZFlcR-lmxNLpVMQaWKuNzY3iZ2a99GMbLvxCXt_YYG26uleknNEiq9hIV_qUk18AjCTUTYNVoDZIrA6TlSSaQ8BvsZX4hdBtWzESj0ANJ6wraOlO0euRz4/s1600/nombramiento-de-caballero-t6998.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyCXZgUlaP9NAf76HjKKzW0ZFlcR-lmxNLpVMQaWKuNzY3iZ2a99GMbLvxCXt_YYG26uleknNEiq9hIV_qUk18AjCTUTYNVoDZIrA6TlSSaQ8BvsZX4hdBtWzESj0ANJ6wraOlO0euRz4/s320/nombramiento-de-caballero-t6998.jpg" width="226" /></a></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><br />
</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09086531107639507110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-844523091697595912.post-4922614220227667002011-11-25T05:47:00.000-08:002011-11-25T15:27:12.266-08:00Todo para el arte, pero sin el Arte.<div class="MsoNormal"></div><div class="MsoNormal">Antes de nada les quiero advertir que no pertenezco a ese grupo en crecimiento de los llamados “expertos”. A todas horas, en la televisión o la radio, acuden a ellos para analizar cualquier noticia. Pueden hablar con la misma convicción de los temas más diversos e inconexos. Así que, aunque hablaré de arte, me distancio de dicho adjetivo. Soy tan sólo una persona que disfruta con pinturas, dibujos, grabados o cualquier otra forma de expresión plástica. Me acerco a las obras con la misma admiración que contemplo un atardecer o las olas del mar bravío. Por lo tanto, casi sin querer, ya he expuesto aquí cierta definición de lo que considero Arte. Algo que, al margen de estilos o épocas, responda a la idea natural de belleza. El término “bonito” lo dejo para las señoras de cierta edad. Yo hablo de algo más.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Es importante diferenciar esos conceptos. Ha habido innumerables ejemplos en la historia de genios que eligen temas grotescos para sus óleos. Las Pinturas Negras de Goya son un claro ejemplo de cómo en las más oscuras temáticas puede residir la hermosura. La labor del buen artista es mostrarnos esa chispa de luz en plena oscuridad. He aquí una reflexión puramente religiosa, ante la posibilidad de que se salven aun las almas más marcadas por el pecado. Siempre y cuando todos sus fallos se confiesen con pleno arrepentimiento. Por lo tanto el pintor puede purgar los pecados de las épocas más sórdidas, haciendo de confesor y transformando sus penas y miserias en gloriosa belleza.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Pero parece que ésta apreciación en el mundo moderno se ha quedado obsoleta. Cuando el artista de hoy trata un tema de su mundo lo hace desde un sentimiento victimista, regocijándose en el lodo y alimentando la miseria que dice querer combatir. Repudia la sublimación y sólo obedece a pequeñas ideologías. De tal modo que la creación, si bien antes tenía una aspiración casi divina, hoy se queda anclada a lo mundano. Mientras que el artista de antaño ascendía a los cielos, el de hoy trata de acariciar las nubes desde una montaña. Para empezar porque ni el mismo aspira a crear una obra maestra, si no que se conforma con satisfacer su ego. Muchos dicen pintar a modo de terapia. Por necesidad de sacar fuera las pesadillas que les atormentan. Han convertido al artista en un loco. Y en un egoísta. </div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Entonces se empeñan en convencernos de la complicación para discernir entre lo que es arte y lo que no. Siendo el motor de ese maquiavélico objetivo el miedo a que se desmorone el business que han montado los galeristas, los marchantes y los niños de papá que creen vivir una bohemia de cartera llena y piso en Gran Vía. Juegan con sentimentalismo, siempre obediente a alguna ideología. Se les llena la boca de conceptos abstractos: igualdad, libertad creativa, presencia del yo, soledad del creador… Persiguen la relativización en su máxima expresión, intentando convencernos de que no hay criterios sino sensaciones. Para que no se pueda hacer nunca un juicio de valor y que todo sea “cuestión de gustos”. Así creen luchar por un mundo más justo. Una justicia discutible cuando ves a los vulgares ascender al parnaso del siglo XXI y a los genios condenados en el exilio por no tragar, fuera de reconocimientos oficiales o exposiciones. Poco a poco han conseguido que se alce el despotismo: todo para el arte, pero sin el Arte.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2WSjFoZk5U1Di7ld1m2ejCmWwASZhYUrft9TieKXsbPwR2_fwjgG5d0Hr9cXhfQoLcVfuTBWJ3MnOW8V3DKQjujskANOzBcMtyHpmrHOl0xGmnxaI7HNGhSCLWUqzJfw2XQJVbEpTHzE/s1600/mono.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="245" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2WSjFoZk5U1Di7ld1m2ejCmWwASZhYUrft9TieKXsbPwR2_fwjgG5d0Hr9cXhfQoLcVfuTBWJ3MnOW8V3DKQjujskANOzBcMtyHpmrHOl0xGmnxaI7HNGhSCLWUqzJfw2XQJVbEpTHzE/s320/mono.jpg" width="320" /></a></div><div class="MsoNormal"><br />
</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09086531107639507110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-844523091697595912.post-23569133377334816752011-11-24T05:23:00.000-08:002011-11-24T06:19:39.436-08:00La España de Franco revive.<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></div><div class="MsoNormal">Estoy tan tranquilo en mi casa, disfrutando del sol que entra por la ventana mientras leo un interesantísimo artículo de Chesterton sobre la falta de escepticismo de los escépticos. Mi paz hogareña se ve interrumpida por gritos y rebuznos provenientes de lo que parecen gargantas humanas. Una horda de trasgos, pensé yo. Desde luego no merecían ni el apelativo de orcos.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Me asomo, curioseando. Mis temores más profundos se ven cumplidos. Una fiesta de la “universidad”. Unos disfrazados de plátanos, otros travestidos, otros vomitando en las esquinas… Bueno. Son de magisterio, me repetía. No se lo tengamos en cuenta, bastante tienen ya con los suyo.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Aunque me pongo a reflexionar y da igual que sean de ciencias, de letras o de otro tipo de titulaciones. Religiosamente, llegada la fecha adecuada, se enfundan su traje de hacer el ridículo y a disfrutar. Y como uno se niegue a ir de esa guisa rápido le acusan de aburrido, de que no se sabe divertir.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Cada titulación tiene una fiesta, efectivamente. Un patrón. Es decir, un Santo. No digo que se quede uno en casa mirando una estampa. Pero sí dar una celebración digna: Beber, comer, charlar con los amigos. Todo menos el espanto que veo horrorizado desde mi ventana. Al menos, si no por el Santo, por la dignidad de uno mismo. Además, ¿cómo van a celebrar algo esos medio hombres que se beben seis cervezas y vomitan? No hay cosa que más deteste que un varón que no sabe beber…</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Les advierto que he visto a algún conocido por la ventana. De esos que luego van muy serios a indignarse a las plazas y dicen que nos toman el pelo, que no puede seguir esto así. Que se cargan la educación, y la universidad. Es cierto que los políticos deberían ser ejecutados uno a uno, pero claro, ¿cómo tomarse en serio a una asamblea de estudiantes que se disfrazan del monstruo de las galletas? O esas chicas que se indignan exigiendo que no se trate a la mujer como objeto sexual, pero a la mínima que pueden se disfrazan de enfermeras ninfómanas. ¿Quiénes son los que se cargan la universidad? Desde luego no sólo los políticos. Queridos jóvenes, si quieren cambiar el mundo, cámbiense ustedes primero. Pues <i>ex nihilo nihil fit.<o:p></o:p></i></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><b>Se dan paradojas muy curiosas, divertidas. Les aseguro que más de la mitad de esta hueste se considera progre. De los que (dicen) odiar el “casposismo” del PP (cosa que un servidor detesta, pero de verdad). Sin embargo acaba de llegar la charanga y todos bailan Paquito el Chocolatero. Son realmente el puro reflejo de <st1:personname productid="la España" w:st="on">la España</st1:personname> cañí que Franco se encargó de popularizar. </b></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Y esto es en Salamanca. Conocida por años de intachable dignidad académica y por su serio profesorado. Por contar, a través de los siglos, con lúcidos estudiantes. Promociones y promociones de buenos cerebros que han ido, a su vez, educando a otros tantos no menos brillantes. No quiero imaginar cómo serán el resto de universidades del mundo. Si en esta ciudad, que ha sido lo más elevado que se puede ser en cuanto a conocimientos, está invadida y corrompida ¡cómo estarán otras con menos tradición!</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Soy de los que necesita silencio, tanto para leer como para escribir. Y empiezan a oírse sirenas, cánticos infames y rugir de chusma. Así que no me concentro. Dejaré la tecla por hoy, con una cuestión que les lanzo: ¿Cuándo se empezó a considerar en este país divertidos a los subnormales?</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJSAoZcX-JM58pjWx-vlIroREWNmYKFbcDnER2Qw1IKWoicN6Cwfz_ZAfk7bRBH7cJhiBs15R_r4TE6nV2pdfC6-xL7poLR5IUmzeEaG-SFOQog8nlEhyZizLcxPCdOzBvaTO4ZdsiIgY/s1600/Mordor-University-620x744.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJSAoZcX-JM58pjWx-vlIroREWNmYKFbcDnER2Qw1IKWoicN6Cwfz_ZAfk7bRBH7cJhiBs15R_r4TE6nV2pdfC6-xL7poLR5IUmzeEaG-SFOQog8nlEhyZizLcxPCdOzBvaTO4ZdsiIgY/s320/Mordor-University-620x744.jpg" width="266" /></a></div><br />
</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09086531107639507110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-844523091697595912.post-87536655656446880482011-11-22T06:45:00.000-08:002011-11-22T06:51:28.164-08:00A los que hubiera botado Quevedo.<div class="MsoNormal">Nos quejamos constantemente de la clase política que tenemos. Una clase política deleznable, efectivamente. Pero no se podría sustentar sin un gremio al que nadie ataca, que hace de unidad auxiliar en las batallas artificiales que libran los partidos: los periodistas. Legiones de hombres que abonan la ignorancia en una sociedad que ya es en si misma un buen caldo de cultivo. A los hechos me remito.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">No suelo leer periódicos. Pero con esto de Internet a uno le dan con la “información” en las narices y no puede evitar curiosear y, de paso, cabrearse para todo el día. Abro la columna, donde me encuentro con una soberbia estupidez: qué habrían votado algunos personajes históricos. Al PP, según el firmante, le hubiera votado: Lope de Vega, Calderón, El Greco, Santa Teresa… Al PSOE Quevedo o Colón. Y termina concluyendo que España es históricamente de derechas, en todo un alarde de empirismo (cáptese la ironía).</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Reconozco que me pongo a escribir para defender a aquellos dignos de ser defendidos. Hay muchos en la lista por los cuales no combatiré, como Godoy u Ortega y Gaset. Pero no puedo permitir que se profanen las tumbas de los mayores genios de las artes y las letras que ha tenido el mundo en el periodo de más lucimiento de las mismas: el Siglo de Oro. No sabrá este “autor” a penas nada de la historia. Verá datos, fechas y retratos que nunca llegará a entender. Paseará por El Prado sin ver otra cosa que manchas, o leerá versos sin ver nada más que palabras. </div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Los personajes que usted quiere prostituir diciendo que hubieran votado a tal o cual partido se estarán removiendo en sus benditas tumbas. Ya que ninguno votaría, amigo mío. Eran buenos católicos y consecuentes con ello(quizá sea de los que responda a esto diciendo que fueron “víctima de su tiempo”). No podían concebir algo que no fuera ortodoxo con su religión. Y la ortodoxia cristiana a nivel político en nuestra tierra siempre ha sido la monarquía. Firmes defensores, como rezan sus oraciones, de que el Monarca es el único que puede traer el gobierno de Cristo Rey. El “venga a nosotros tu Reino” ellos no solo lo oraban, si no que lo entendían. En contra de esto tenemos las democracias, sistemas liberales impuestos a partir de <st1:personname productid="la Revolución Francesa." w:st="on"><st1:personname productid="la Revolución" w:st="on">la Revolución</st1:personname> Francesa.</st1:personname> Tanto los llamados conservadores como los llamados progresistas pertenecen a ella. Revolucionarios todos, unos amparándose en los primeros pilares de esa revolución y otros reinventándosela cada vez que les parece menester. Pero ninguno cercano a lo que España históricamente fue.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">De cualquier modo “progresista” nada tiene que ver con progreso. El progreso sólo se da con la conservación y posterior evolución de un mismo principio. ¿Cómo evoluciona un sistema que siempre se está replanteando sus propios cimientos? Las democracias (o los fascismos) nunca progresarán, ya que recurren constantemente al cambio de principios fundamentales (con las ideologías) y a partir de ahí vuelven a partir de cero, a voluntad de la nueva tendencia de los votantes o de los caprichos de los dictadores.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><span style="font-size: 12pt;">Espero haber sido un digno defensor de tan admirables personajes, y un digno adversario de tan indigno rival. Creo firmemente en la necesidad de tener fe para entender realmente los versos de Quevedo, las frases de Cervantes, los actos de Lope o las pinceladas de Velázquez. Porque, digan los materialistas lo que digan, sus obras eran firmemente católicas. Y no porque fueran “víctimas de su tiempo”, si no porque el sentido común residente en su sabiduría les conducía irrevocablemente a Dios.</span><br />
<span style="font-size: 12pt;"><br />
</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMye1Q_Q39e2WiV8mMe-_-Xqu8vqSiuhsuEIwLRdLjYp7Nf-7GhC35moNxFWoETKklQAPNzQ1IN04nwla713DRaMOzjHrC5TOEn8Qp6qEkpARZ47CmvQU7pWl284KTjXwdynyFXZ1V1oo/s1600/botado.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMye1Q_Q39e2WiV8mMe-_-Xqu8vqSiuhsuEIwLRdLjYp7Nf-7GhC35moNxFWoETKklQAPNzQ1IN04nwla713DRaMOzjHrC5TOEn8Qp6qEkpARZ47CmvQU7pWl284KTjXwdynyFXZ1V1oo/s1600/botado.jpg" /></a></div><span style="font-size: 12pt;"><br />
</span>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09086531107639507110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-844523091697595912.post-11993886794310488642011-11-21T09:56:00.000-08:002011-11-21T09:57:27.535-08:00¡Qué no nos quiten lo prohibido!<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Estoy en el bar de una esquina cualquiera y no salgo de mi asombro. En un famoso periódico digital de Salamanca he leído algo que no termino de creer. A propósito de las elecciones (y no saquen lecturas políticas de esto, yo no sirvo ni a progres ni a fachas) un escritor en su columna critica la posibilidad de que el nuevo cacique de este usurpado estado en el que vivimos retire la ley antitabaco. Insinúa que eso nos dejaría en ridículo frente a Europa, donde trece estados tienen la dichosa ley fijada de manera inamovible. Ese es el camino a seguir, reza el firmante, deseoso de que nos controlen, nos prohíban y nos espíen. Lo peor de todo es que no es una opinión para nada minoritaria.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tras el primer trago corto de café me pregunto ¿qué es ese ente abstracto llamado Europa? ¿Debemos imitar cualquier tontería que nos dicte? ¿No es ese el camino hacía una terrible globalización?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Entonces miro al señor que está a mi lado. Sospecho que de unos ochenta años. El mismo bastón que utiliza para andar marca el ritmo contra el suelo mientras espera ser servido. Entrañable, limpio, elegante. Todo un caballero. Pide un brandy. Lo saborea a cada trago con la ilusión que un niño saborea un helado. Su mirada, experimentada y curtida, parece recordar sus años más jóvenes. Cuando tomarse una copa y compartir un puro con un amigo era un pacto más vinculante que cualquier contrato.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y ahí entramos en otro tema. Los que se autodenominan anticapitalistas o antisistema compran “tabaco” a las grandes multinacionales estadounidenses. Un “tabaco” que, dada su procedencia y la cantidad de aditivos, me veo obligado a entrecomillar. De hecho, afirmo desde aquí que la combustión e inhalación de esos químicos es tan perjudicial como para obligar a cerrar esas grandes fábricas de adictos. Atrás quedó el tabaco puro, de cigarro, sin saborizantes ni tratamientos artificiales. Dulzón como Dios lo creó y como América nos regaló. También en el trastero del olvido yacen las pipas, sin cabida en un mundo agobiado que odia el mimo de las cosas bien hechas, la serenidad y el disfrute de la calma.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A estas alturas del café lo que más me apetece es sacar los cohíbas del abrigo y ofrecerle uno a ese señor, que apura ya su digestivo. Si viviéramos en una nación todavía digna, lo haría. Y hablaríamos de su juventud, de su señora, de sus hijos o de cómo en la guerra se valoraba el brandy y los cigarrillos casi tanto como la comida. Pero no puede ser, la tristeza luterana ha triunfado. Con el consentimiento del pueblo, que no ha dado ni un ápice de resistencia o signo de bravura. Así que él pide que le llenen de nuevo el vaso, para ahogar su anciana soledad. Yo pago mi café, dejo algo de propina y me voy. Unos minutos después recuerdo la época lejana en la que era más útil la conversación entre el humo de un habano que la consulta de un psiquiatra. Y mi imaginación cada vez ve esa época con menos color. Más en blanco y negro. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjI5Tu-l0goYO_693SK4NRqAH5WljAXGnChLEMhCkAOAXK_R1sL6EYQs_5lhdKXQRXQZ87xNPSb7SCieGQZI8iJEBOjDOEtjemmgZhRblfJKecFODyTCOWeY3iSzC7arHMFOizWap6K51A/s1600/fumando.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="227" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjI5Tu-l0goYO_693SK4NRqAH5WljAXGnChLEMhCkAOAXK_R1sL6EYQs_5lhdKXQRXQZ87xNPSb7SCieGQZI8iJEBOjDOEtjemmgZhRblfJKecFODyTCOWeY3iSzC7arHMFOizWap6K51A/s320/fumando.jpg" width="320" /></a></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09086531107639507110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-844523091697595912.post-58721827988030913372011-11-18T09:45:00.000-08:002011-11-18T10:57:13.995-08:00El Por Qué.A lo largo de mi relación con internet he abierto varios blogs de diferentes temáticas y nunca he logrado mantener uno vivo. Aunque mi afición por escribir pequeñas piezas nunca desapareció. Pero me ha costado llegar a una madurez para darme cuenta de el por qué de escribir uno. No hace falta que sea un gran proyecto, una ambición inmensa por abarcar muchísimas cosas. Realmente hay que verlo como una pequeña columna de un periódico que nunca existirá, buscando a un lector que quizás nunca llegue.<br />
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El nombre está inspirado por la gran obra de J.R.R Tolkien, <i>El Señor de los Anillos.</i> Ese Árbol Blanco que sobrevive con los reyes, aunque se marchita si ellos no reinan. Ese Árbol que sobrevivió a Sauron y a la corrupción, que solo necesita el regreso del Heredero de Isildur para volver a dar las flores que alegren por siempre a Gondor y a los hombres.<br />
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No es casual entonces el título. Pese a no haber ninguna guardia oficial reconocida en la Tierra Media, quiero tomarme yo la licencia y establecerme en la vanguardia del combate, aunque sea con mis torpes dotes de escritura como única arma, para que sepa el mundo que aún hay gente en España que sueña con ver también un Árbol Blanco crecer en su reino (asolado por muchos, derribado por nadie). Me equivocaba buscando temas para blogs pues vagaba también por la vida uniéndome a diferentes ejércitos. Ahora que estoy seguro de La Causa es el momento de empezar, siempre desde la posición de soldado raso, a formar en las filas de todos los que esperamos "el retorno del Rey."<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjn4ejYI9nMsDbXjXMEFy8oSdlguhu5KKUvcIwyH6E5FM2SuNxnwH159HdoLMTSQkQ3GR088nuRjngJ_1e7LvkOnwMw8a3D0_TrdHAQMI9qf0GGLxzwb4ycebHnNVRM8_Ve_p7GaKIS7i0/s1600/91445_o.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjn4ejYI9nMsDbXjXMEFy8oSdlguhu5KKUvcIwyH6E5FM2SuNxnwH159HdoLMTSQkQ3GR088nuRjngJ_1e7LvkOnwMw8a3D0_TrdHAQMI9qf0GGLxzwb4ycebHnNVRM8_Ve_p7GaKIS7i0/s200/91445_o.png" width="181" /></a></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09086531107639507110noreply@blogger.com0